La Maddalena es la isla más grande del archipiélago, hay una costa muy accidentada donde prevalece el granito y el matorral mediterráneo. La isla tiene una forma casi triangular con una superficie de 20 kilómetros cuadrados y unos 45 km de costa.
Playas que no te puedes perder
También aquí hay muchas playas y calas preciosas como por ejemplo, en la costa noroccidental, la península de Abbatoggia, formada por acantilados de granito y pequeños tramos de arena, y la espectacular playa de Bassa Trinità, exactamente la que vemos ahora en frente de nosotros. Entre todas merecen ser nombradas también Cala Lunga, con el restaurante frente al mar, o la playa de Cala Spalmatore, las dos en la costa oriental de La Maddalena.
El nombre Cala Spalmatore es debido a la posición de la playa muy bien protegida de casi todos los vientos. Gracias a este amparo natural los pescadores la eligieron para calafatear sus barcos, o sea para despalmar una resina protectora entre las tablas de sus barcos. En muchas islas del Mediterráneo encontramos una cala spalmatore y es siempre una de las más abrigadas.
Guardia vecchia y el fuerte de San Vittorio
La isla de La Maddalena se caracteriza por colinas accidentadas y el punto más alto, Monte di Guardia Vecchia, llega a 146 metros. Se reconoce fácilmente también ahora porque encima podemos ver el fuerte militar de San Vittorio que se construyó en varias etapas: antes existía sólo una torre de vigilancia que edificaron los pisanos. Después, en 1776, se fortaleció para poder acoger a un pequeño destacamento de hombres. No era la gran construcción que podemos ver hoy. En el siglo XIX la fortaleza se utilizó como prisión y por ejemplo alojó a Vincenzo Sulis, de Cagliari, que fue el líder de la revuelta contra los Saboya en 1794, la única verdadera revuelta que caracteriza la historia reciente de Cerdeña. Sulis murió en La Maddalena como prisionero político, pero al menos fuera de la prisión. En los años 30 la fortaleza se potenció y se restauró considerablemente. Primero la Marina Militar y ahora la Comandancia de Marina tienen un papel de vigilancia, de meteorología y varios controles. Además, el radar que está encima de la torre controla el paso de los grandes barcos que cruzan las Bocche di Bonifacio.
El desarollo de La Maddalena hasta «la Pequeña París»
La historia y el desarrollo de la ciudad de La Maddalena están estrechamente relacionados con su posición estratégica en el centro del Mediterráneo.
A primeros del siglo XVIII La Maddalena era un pequeño centro poblado por pastores corsos que vivían alrededor de una iglesia. Setenta años después se trasladaron a Cala Gavetta, cerca del punto donde, ya tres años antes, se había establecido un destacamento militar del reino sardo-piamontés.
Veinte años más tarde, durante la época napoleónica, la ciudad tenía más de 800 habitantes y desde entonces siguió creciendo. Además de los que trabajaban para la marina, algunos habitantes se dedicaban al comercio y otros navegaban en los mercantes.
Más tarde muchos obreros llegaron a La Maddalena para trabajar en los astilleros, en el arsenal y en las canteras de granito, substituyendo en parte a los presos de una colonia penal presente en la ciudad hasta 1910.
Por último, algunos artesanos se trasladaron a La Maddalena para satisfacer las peticiones de los ciudadanos adinerados. Durante la época de mayor prosperidad la ciudad era también conocida como “Pequeña París”. La Maddalena se distinguía de los otros pueblos sardos por el bajo porcentaje de analfabetismo y el bienestar se reflejaba también en la arquitectura. El período de prosperidad siguió también durante la presencia de la base americana en la isla de Santo Stefano, que duró unos 30 años hasta 2008. Ahora la isla tiene una población de unos 10.000 habitantes, muchos de los cuales trabajan en el turismo.