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La isla de Santa Maria

La última de las tres islas que encierran el Porto della Madonna es la isla de Santa Maria. La isla tiene una superficie de 2 kilómetros cuadrados y un perímetro de 10 km. Es casi llana y el punto más alto – Guardia del Turco – llega sólo a 49 m. Pero tiene una playa, Cala Santa Maria, en forma de media luna, que con sus 200 metros de arenal es la más larga del archipiélago.

Una isla como ninguna otra

Ya a primera vista Santa Maria es diferente de todas las otras islas. También su constitución geológica es diferente. Es llana y el granito ocupa un poco más de la mitad de la isla, en cambio el resto está formado de gneis y esquisto. Cerca de la playa, hacia el interior, está la charca de Padule. Todos los años en abril y mayo es un tránsito importante para la avifauna a lo largo de la gran ruta migratoria entre África y Europa. En el pasado el típico matorral mediterráneo dejaba espacio también al cultivo. Probablemente fue por esta razón que Santa Maria fue uno de los primeros lugares del archipiélago en ser poblado. 

Santa Maria: la primera isla habitada

En el interior de la isla encontramos la única prueba tangible de la presencia del hombre ya en la Edad Media. Se trata de las ruinas de un antiguo monasterio del siglo XIII que acogía a un grupo de Benedictinos. En 1553 el corsario sarraceno Dragut lo destruyó y los monjes se refugiaron en Bonifacio. Una bula papal y también unos documentos históricos de la mitad del siglo XIX confirman la existencia y la importancia del monasterio. Hoy la única estructura religiosa que encontramos en la isla es la capilla de Maria Assunta, construida en 1954 como recuerdo del antiguo monasterio, donde todos los años el 15 de agosto se celebra una misa.

El Faro de Punta Filetto

En Punta Filetto, en la costa oriental, hay un faro que se remonta al año 1913. Por muchos años un farero y su familia vivieron en el faro. Hoy está abandonado, pero su luz se activa gracias a un mecanismo automático. En 1956 llegó el primer maestro y nació una Escuela Popular para los fareros y los pastores de las islas de Razzoli y Santa Maria. El aula era una habitación del faro que en origen se utilizaba como almacén. En 1969 el edificio se declaró inhabitable y se abandonó. Recientemente el faro se ha dejado en manos de algunos privados para que sea restaurado y recalificado. Habrá algunas habitaciones, una cantina y espacios disponibles para la comunidad.

Los últimos habitantes de la isla

La isla de Santa Maria fue poblada por mucho tiempo. En efecto, todavía hoy, detrás de la playa hay un pequeño grupo de casas utilizadas en verano. Cerca de la cala principal está también la casa de Maria Viggiani, conocida como la Reina de Santa Maria. Hija de un militar estacionado en la isla de Santa Maria y mujer de un militar reclutado en la isla de Spargi, parece que la Reina fue la única que nació, vivió y murió en esta isla.

Uno de los últimos que vivieron en la isla de Santa Maria hasta hace pocos años fue el pastor Pietro Sanna. Originario del interior de Cerdeña se trasladó en la isla con su familia donde siguió practicando su profesión de pastor que por necesidad se añadió a la de marinero. Por muchos años el señor Pietro y su mujer fueron los únicos habitantes de esta pequeña tierra.

Hoy en la isla hay un famoso restaurante – La Casitta – y un hotel exclusivo de cuatro habitaciones y un chalé que ofrecen vacaciones de ensueño.

La musa inspiradora de muchos personajes famosos

La isla de Santa Maria ha encantado también a muchos personajes famosos: el guionista Franco Solinas solía trabajar en la serenidad de la isla. En los últimos años colaboró con Mario Monicelli, Roberto Rossellini, Joseph Losey, Costa Gravas y otros y conquistó fama internacional con la película La Batalla de Argel, León de Oro en el festival de Venecia de 1966.

También Gian Maria Volontè, considerado uno de los mejores actores de la historia del cine, amó mucho estos lugares. Todos los años en La Maddalena desde 2003 se realiza La Valigia dell’Attore, dedicado al ahondamiento de su trabajo. En efecto Volontè era muy unido a esta isla donde descansa debajo de un árbol en el pequeño cementerio.

Roberto Benigni, el actor-guionista, León de Oro a la carrera, escribió su famosa película “La vida es bella” mientras estaba en Santa Maria como huésped. Parece que el éxito de su creación, que le ha valido tres Óscar, ha sido debido a la inspiración que tanta belleza le había infundido. Entonces tenía una deuda con esta musa inspiradora y decidió, por lo tanto, darle las gracias comprando una casa que se asoma hacia ese mar que le había dado mucha suerte.

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