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Bocche di Bonifacio

El tramo de mar conocido como las Bocche di Bonifacio se encuentra entre Córcega y Cerdeña e incluye dos áreas de fama mundial: el Parque Nacional del Archipiélago de La Maddalena y la Reserva Natural de Lavezzi. Si desean visitar también esta reserva natural, pueden reservar la excursión a bordo de una moderna y rápida embarcación y descubrir la costa meridional de Córcega, la ciudad de Bonifacio y las islas Piana, Lavezzi y Cavallò. Para más informaciones pueden contactar nuestras taquillas, la tripulación de abordo o reservar cómodamente en línea en el sitio www.corsicatour.it

El “Reino del Viento”

Las actuales islas del estrecho son en realidad las partes más elevadas de unas colinas que el mar inundó durante la última glaciación. Hasta hace 10.000 años se podía ir de Cerdeña a Córcega caminando. El antiguo camino que hoy está a 60 metros de profundidad pasaba por las islas de Spargi, Budelli y Lavezzi. La profundidad del mar en las Bocche di Bonifacio no es regular y a veces comporta muchas dificultades para los marineros. Las Bocche di Bonifacio, llamadas en latino Fretum Gallicum o Taphros, son famosas por sus fuertes corrientes que siguen la dirección del viento dominante. No es casualidad que este lugar se llame también el “Reino del Viento”. La navegación se vuelve difícil sobre todo con el viento del nor-oeste, el mistral, que cuando alcanza una velocidad muy alta empuja las embarcaciones hacia las muchas rocas que afloran en la superficie del mar. Eso pasó por ejemplo en 1855, cuando 773 soldados franceses embarcados en la fragata Semillante murieron en Lavezzi, cuyas rocas forman una inmensa telaraña. Para recordar su destino en Lavezzi hay un pequeño cementerio. Este triste acontecimiento lo recuerda también Alphonse Daudet en su libro “Cartas desde mi molino”.

Desde 1994, después del enésimo naufragio de un ferry francés que se había encallado en las islas Barrettini en el archipiélago de La Maddalena, se ha prohibido el paso en el estrecho a los barcos que transportan sustancias contaminantes. Hoy los barcos que quieren cruzar las Bocche di Bonifacio tienen que esperar el pase de Capo Pertusato o de la isla de la Maddalena, y esto es muy bueno porque este tramo de mar forma parte del Santuario de los Cetáceos.

Bocche di Bonifacio: punto estratégico de gran importancia

Hoy el estrecho es también un cruce de buques de pasajeros que comunican Cerdeña con Córcega, con el resto de Italia y con España. Además, muy a menudo en las aguas resplandecientes blanquean las velas de los barcos que participan en las numerosas regatas que organizan los diferentes clubs náuticos del norte de Cerdeña o de Córcega.

El estrecho de las Bocche di Bonifacio es un punto estratégico de gran importancia. En el pasado fue un verdadero punto de tránsito hacia el Mediterráneo y hoy se encuentra entre dos estados distintos. Por esta razón Italia fortaleció el archipiélago de la Maddalena después de que en 1768 Córcega se volvió francesa. También Francia armó el alto acantilado de Bonifacio y de Capo Pertusato. En efecto, ya hemos hablado de algunas fortificaciones y durante el día vamos a hablar de otras.  

La leyenda de Torco, el principe marinero

Y ahora la leyenda de Torco, el príncipe marinero, que vivía en Cerdeña cuando la gente todavía vivía en las cuevas. Torco era el hijo del dios del mar y sabía timonear un barco como nadie más. Patrullaba las costas de la isla para impedir a los piratas y a los predadores extranjeros que tomaran posesión de ésta. Hasta que Torco fue joven, ningún pirata logró desembarcar en Cerdeña. Pero el tiempo pasaba y llegó el momento en el cual frente a Punta Falcone apareció una flota de barcos corsarios. Venían de África bajo el mando de Atlante, el rey más fuerte y cruel de toda la piratería del Mediterráneo. Torco se dio cuenta de que aquella habría sido la batalla decisiva. Y así fue: la batalla estalló en el medio de las Bocche di Bonifacio. Torco y los sardos lograron rechazar a los piratas todo el día, pero por la tarde un gran barco pirata embestió de repente el pequeño barco de Torco que se rompió en dos y se hundió. En el fondo del abismo, el rey del mar con sus manos en forma de concha acogió a su hijo y lo acomodó en una cama de algas. Después se agachó sobre él y le sopló en su boca el espíritu del mar. Fue entonces cuando a Torco le brotaron las branquias y sus piernas se transformaron en una larga cola para poder nadar rápidamente. Torco volvió a vivir y se transformó en un tritón. Cuando se dio cuenta de que todavía estaba en condición de luchar, volvió a subir hacia la superficie junto con los demás tritones del mar. Juntos rodearon los barcos de los piratas y empezaron a mover las olas con poderosos golpes de cola. En breve se desencadenó una borrasca tremenda con olas gigantescas que desbarataron y destruyeron a la entera flota enemiga. Así el viejo príncipe Torco ganó también su última batalla contra Atlante pero nunca más pudo ser un hombre. Todavía hoy, cuando las aguas frente a Punta Falcone, en las Bocche di Bonifacio, se hinchan y truenan, se dice que es Torco que ha vuelto a subir desde las profundidades del mar para poner en guardia a los sardos que los piratas están llegando. 

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